La impresión digital, mal denominada de esta forma, es más antigua de lo que muchos suponen. Obviamente, es más reciente que el offset o la tipografía, pero no es de anteayer. Veamos su historia en dos bloques, el tóner seco y el inkjet.
Tóner seco
Iniciaré el artículo con el sistema de impresión digital más extendido actualmente: el tóner seco. Develop se funda en plena postguerra alemana. El 21 de junio de 1948 por el Dr. Walter Eisbein, Konrad Kral y Arno Lippinghoff, en una vieja fábrica que escapó de forma milagrosa a los bombardeos aliados. Situada en el distrito industrial Zuffenhausen de la ciudad de Stuttgart, en tiempos de ocupación norteamericana, foco de los nuevos desarrollos tecnológicos de Alemania. No hay que olvidar que todo esto sucede durante el «milagro» económico alemán de la década de los 50 (Wirtschaftswunder), regado con dinero norteamericano y acelerado con la condonación de la deuda externa alemana. Se se llegan a formalizar 16 patentes y 39 licencias son concedidas para las copiadoras “Blitz”.
Develop llegará a comercializar sus productos en 87 países. La electrostática, que no es exactamente impresión digital, pero supone el origen de ésta, es una revolución. La tecnología de copia en Europa y USA durante los años sesenta desplaza a la imprenta convencional en ese segmento. Con su Serie 33 “Volkskopierer” (Copiadora del pueblo), Develop lanza su primera pequeña fotocopiadora para oficina y entra en el mercado estadounidense. También a partir de 1970 desarrolla el primer dispositivo para usar con papel normal, la Develop 66.1. Posteriormente, la empresa se integrará en la japonesa Minolta, que en 2003 se convertirá en Konika Minolta.
La impresión digital mediante tóner, tal y como la conocemos ahora, nace a finales del siglo XX. Xerox desarrolla con la DocuTech la idea de procesar mediante un ordenador las impresiones digitales, en este caso a través de la impresión láser. Una especie de híbrido entre la impresión convencional y la electrografía, la fotocopia que tanto éxito estaba teniendo de la mano de Develop. Era la primera elección de la época si buscabas una impresión barata.
Poco a poco, evolucionan las primeras máquinas, se comienza a imprimir a color y se van renovando con los nuevos descubrimientos tecnológicos. A día de hoy gracias a la nanotecnología usada en el procesado del polvo de pigmento, es una tecnología en auge que ha relegado al inkjet, su gran competidor, a nichos muy concretos.
Inkjet
La inyección de tinta tiene incluso una historia más larga que el tóner. Parte de una base diferente y en nada se relaciona con la electrografía. La investigación de base para las impresoras de inyección de tinta continua fue patentada por R. Elmqvist de Siemens en Suecia en 1948. En 1951, pega el salto a Estados Unidos y emite patente para el mismo proceso, la US Patent No. 2,566,443. En este caso, ya contaba con patrocinadores para desarrollar la tecnología.
Después de un mayor desarrollo durante la década de 1960 por R.G. Sweet de la Universidad de Stanford, IBM licenció la tecnología en 1976. No obstante, a finales de los años 1970 y 1980, tanto Canon como Hewlett-Packard se vuelcan con la tecnología de gota variable, drop-on-demand, denominados chorros de burbujas por Canon. Este tipo de impresora utiliza la tecnología térmica para empujar gotas de tinta fuera de las microperforaciones de la cabeza de impresión, ahorrando tinta en el proceso. A finales de 1980, con el desarrollo maduro, las impresoras fueron finalmente puestas a la venta por Canon y Hewlett Packard. Uno de las primeros modelos, llegó a costar más de mil dólares en 1988. El resto de la historia, ya la sabemos.